domingo, 23 de abril de 2017

Al Barça le gusta sufrir


En el Barça reciente hay una tendencia a las batallas míticas un poco preocupante. Una especie de caballero (o tres mosqueteros) luchando sin tropas contra hidras y dragones. Sin haber caído aún en el nuñismo más agorero, conservamos el optimismo reciente pero caemos como entonces.

Propongo para este Sant Jordi que los jugadores salgan con una rosa en el ojal (como hacen los equipos británicos en memoria de la primera guerra mundial, en nuestro caso sería por las goleadas recientes). Quizás con nuestras flores anularíamos la que tiene Zidane escondida en algún punto secreto de su anatomía.

El fútbol y la literatura llevan incorporada una épica muy parecido. En los dos ámbitos necesitamos construir un relato, y es por eso que desde hace un tiempo los vídeos y las campañas emocionales empujan no sólo el equipo, sino también la afición. Aunque no fuera decisivo en la Liga, un clásico siempre tiene algo de literario, por el componente sentimental que lleva implícito. Esta vez, además, nos va la dignidad y el orgullo. Habrá que ver si podemos matar el dragón, y si finalmente de su sangre nace la esperada rosa.